Estaba mas que planeado. No podia salir mal. No habría porque.
Ni idea de como llegar, y mucho menos preguntar. Aborde el auto y sali a la aventura: confiaba en mi instinto, en mis ganas de hacer de esa noche la mas extraordinaria y excitante de mi vida. De creer que el destino me daba una nueva oportunidad para demostrar de que estaba hecho.
Tres horas y media después, la vida y Dios me dieron la espalda; me hicieron ver que estaba equivocado.
El sueño se había esfumado, así como tu esencia y mis ganas de seguir adelante.
Morí.
Una parte de mi vida quedo vacía, hueca; esa contestadora y mi compañero de viaje fueron los únicos testigos de esa noche.
No había marcha atrás, no podía hacer nada; había sido suficiente. El destino me la cobraba una vez más, y la pagina estaba más que cerrada.
Y al final, el largo y odiado regreso. Pensando en los motivos que me incitaron a demostrar algo que ni yo mismo tenia la certeza del porque.
Al llegar a casa me tire en la cama y no deje de llorar como un niño. No deje de pensar en ti. En ti, solo en ti.
Y entendí que simple y llanamente me olvide de todo: de ti, de los demás, y sobre todo de mi. Pase a ser un mortal más que necesitaba sufrir y caer para aprender a levantarse.
No se en que momento el sueño me vencio. Pero al otro día, comenzaba otra historia.
01 julio, 2011
Post perdido... #65.110
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